Piscina del Negrón (Gata)


Muy cerca del pueblo de Gata, detrás de las piscinas municipales, hay un bonito rincón en el que la protagonista es la pequeña piscina natural del Negrón. Rodeada de huertas, el estanque retiene las aguas de la rivera de Gata, aguas frías incluso en pleno verano. Esa frialdad más su poca profundidad (a un adulto le cubre solo hasta la cintura) disuaden a las muchedumbres estivales y hacen del lugar un sitio tranquilo y apacible, donde durante un día de verano puedes disfrutar mientras te bañas de unas vistas maravillosas, entre huertas y con los bosques de las estribaciones de la almenara al fondo. 




A última hora de la tarde de los días más calurosos es cuando yo me baño en la poza, el agua ha templado y los pocos visitantes se han ido o lo harán pronto. También la visito muchas mañanas, aunque sin bañarme; hago allí una parada en mi paseo matinal y me siento un ratito en una peña delante de la presa de la piscina, escuchando el rumor del agua al rebosar el muro de madera y disfrutando de las vistas bajo la sombra de un aliso. Incluso en los días más caniculares la frescura parece invitarte a no irte nunca.
En primavera y otoño, cuando la piscina no está operativa, subo por encima de ella unos metros y gusto de sentarme en unas peñas mientras veo zigzaguear el curso de la rivera de Gata, que se abre paso antes de llegar a la poza entre las rocas, formando pequeñas cascadas y diminutos rápidos. Un poco más arriba, junto a un cercado hay un majestuoso roble al que cuido y protejo de las trepadoras y del que ya hablé en otra entrada del blog.



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