Hacia el Puerto Nuevo desde Descargamaría

Junto al arroyo de la Media Fanega, cerca de Descargamaría.
A finales de junio todavía resiste la primavera.


Vistas del valle del Árrago desde el ascenso al Puerto Nuevo


Vistas de la Sierra de Gata desde el ascenso al Puerto Nuevo.
Al fondo, la Torre Almenara


Hace treinta años un enorme incendio arrasó muchos de los paisajes que rodean el ascenso desde Descargamaría al Puerto Nuevo. Hoy, no se nota. El alto valle del río Árrago luce con todo esplendor sus galas. Enormes pinares, salpicados por castaños, robles, encinas y alcornoques ocupan un espacio que se diversifica en las orillas de ríos y arroyos, donde abundan sauces, alisos y otros árboles de ribera. Entre riscos, aparecen también el enebro y, donde el bosque clarea, un tupido sotobosque con jaguarzos o brezos. 

Una forma de hacerse una idea del paisaje es ascender por la carretera que une Descargamaría con Salamanca a través del Puerto Nuevo. Carretera estrecha y sinuosa, que nos depara unas vistas y panorámicas de las más impresionantes de la Sierra de Gata. En ocasiones, me gusta pararme en una recta, en plena carretera, poner las luces de emergencias (no pasa casi nadie) y quedarme mirando el paisaje extasiado.


Vista general del valle del Árrago desde el ascenso al Puerto Nuevo.
A media distancia, Cadalso, al fondo a la izquierda, Santibáñez


Vista de la carretera de ascenso al Puerto Nuevo, entre pinos y castaños


Enormes extensiones de pino pinaster cubren las laderas


Vista del alto valle del Árrago, con Robledillo a lo lejos.
Al fondo, el pico Bolla, con más de mil quinientos metros.


Descargamaría en el valle del Árrago. 
Detrás de las montañas del fondo están las Hurdes.


Sobre todo asciendo en verano, buscando el valle del río Malavao. Y es que lo que sorprende al viajero, es que cuando parece que hace cumbre en la ascensión y ha llegado al Puerto Nuevo, eso no es del todo cierto. Lo que se encuentra es un valle abierto, recorrido por el río Malavao o Malena, perteneciente a la cuenca del Duero pero todavía extremeño en su curso alto y medio. En este valle la sensación de soledad es abrumadora. Prácticamente no hay nadie, solo inmensos bosques de pinares. Para mí es el destino ideal en verano: sus novecientos metros de altura, lo convierten en un valle fresco en el estío, un lugar donde nunca abrasa el sol con la indecencia que lo hace más abajo. Solo cuando se cruza este valle perdido llegamos al Puerto Nuevo y, por fin, salimos de Extremadura.


Valle del río Malavao, cuajado de pinos, en las cercanías del Puerto Nuevo


Pista en el valle del Malavao


Soto de Castaños en las cercanías del Malavao


Chopos entre el helechal junto al río Malavao


Pista flanqueada por plantaciones de pinos rodeno y silvestre
(valle del río Malavao)

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