La Sierra del Salío y sus vistas

Valle de Gata desde la pista que recorre la Sierra del Salío por su cara norte. 


Gata a lo lejos, con la Jañona al fondo, vistas desde la Sierra del Salío


Andando por una pista que recorre la Sierra del Salío por su cara norte,
 en un día de lluvia.

Todos los días que estoy en Gata, cuando me despierto y subo la persiana de mi habitación, veo la Sierra del Salío. Recuerdo cuando era un adolescente e iba de viaje acompañando a mi padre, solíamos comer en el ya desaparecido restaurante Avenida de Gata, desde allí disfrutábamos de unas vistas similares a las que yo gozo hoy desde mi casa: el valle desparramándose hacia el fondo de la imagen, la Sierra del Salío en frente. He visto sus mil caras, cubierta de nubes y niebla en invierno y otoño, engalanada con una variada paleta de colores en la primavera, la he visto ardiendo en verano, con los helicópteros sobrevolándola en dura batalla contra el fuego.

Vistas desde la pista que recorre la Sierra del Salío por su cara sur.
Al fondo el robledal de la zona del Cancho de los Montejos, cerca de Villasbuenas


Andando por la pista que recorre la Sierra del Salío por su cara norte


Vistas desde las cercanías del Puerto de las Cumbres de Arriba.
Al fondo Lameros y Molcalvo, junto a Hoyos

No es una sierra imponente, apenas supera los 850 metros de altura, pero tiene su aquel. Se prolonga durante  poco más de 10 kilómetros aislando el alto curso de la rivera de Gata. Su punto más elevado se sitúa enfrente de la localidad gateña y desde ahí sus elevaciones van descendiendo en altura hasta desaparecer en dirección suroeste. Su última elevación, el Teso de las Ánimas, ni siquiera llega a los 550 metros de altitud.

Hoy la Sierra está cubierta en su inmensa mayoría por pinar y monte bajo (brezo, jara, jaguarzo, etc.). Solo en su cara norte existen bosquecillos de robles y algunos castaños aislados. En ese sentido, pasear por las pistas que rodean la Sierra sería monótono sino fuera por las espléndidas vistas que disfrutamos. Eso es lo que hace especial recorrerla, sus vistas, magníficas.

No me canso de admirar los paisajes que nos ofrece este mirador natural. La pista que la rodea siguiendo primero la cara norte y continuando por la cara sur nos deja imágenes preciosas de la montaña La Jañona, la torre medieval Almenara, el valle de Gata, los  valles del arroyo Helechoso y San Juan, a lo lejos podemos distinguir el Jálama, la subida al Puerto de Perales, los alrededores de Hoyos (montes de Lameros y Moncalvo), los pantanos del Borbollón y de la Rivera de Gata o las sierras más occidentales de la comarca (Sierra de Dios Padre y Cerro Los Ángeles). Otra opción es subir al pico Salío, la cumbre más alta de la Sierra, en la que podemos admiran los pagos citados desde un balcón aún más alto.


Vistas del valle del arroyo San Juan desde la pista que recorre la cara sur de la Sierra del Salío.
De izquierda a derecha:
Cerro de los Ángeles y Torre de Don Miguel, Sierra de Dios Padre y Sierra de Santibáñez.


Pino solitario en la pista de la cara norte de la Sierra del Salio.
Al fondo, entre las nubes, la localidad de Gata.


Vista de la Almenara de Gata desde la pista de la cara sur de la Sierra del Salío.


He recorrido la Sierra del Salío bajo todas las condiciones metereológicas y, sin duda, me quedo con un paseo otoñal bajo la lluvia por sus pistas, con las nubes cubriendo a ratos sus cumbres. Mientras andas, hay veces que la niebla te rodea por completo, pero momentos después retrocede y te deja disfrutar de las vistas. Parece que la Sierra juega contigo y te deja gozar de sus tesoros solo a ratos. Mientras paseo, me complace ser su compañero de juegos durante algunas horas. De todos modos, nunca me abandona, sigue siendo esa fiel compañera que me da todas las mañanas los buenos días. 


Las cumbres de la Sierra del Salío cubriéndose de nubes.


Robledal junto a la pista de la cara norte de la Sierra del Salío. Gata al fondo.


Caminando entre pinos. Pista de la cara norte de la Sierra del Salío.


Puerto de la Cumbre de Arriba, por el que el camino antiguo
que iba de Gata a Villasbuenas cruza la Sierra del Salío
.


Vistas en primavera desde lo alto de la Sierra, en el pico Salío.
Al fondo, el pantano de la Rivera de Gata.


Lloviendo en la Sierra. Al fondo las nubes cubren la localidad de Gata.


Primavera en el valle del arroyo San Juan , visto desde la Sierra del Salío.
A la izquierda Torre de Don Miguel, a la derecha Santibáñez el Alto.


Vista del valle alto de la Rivera de Gata desde la pista que asciende a la
cumbre más alta de la Sierra del Salío.


Vistas en primavera desde el pico Salío, cercano a los 900 metros.
A la izquierda Gata, a la derecha la Almenara.


Gata al final del invierno vista desde el pico Salío,
punto más alto de la Sierra del mismo nombre.


Llueve mientras caminamos por la Sierra del Salío (pista de la cara norte)


Vista desde la cumbre de la Sierra del Salío.
A lo lejos la pista que recorre la Jañona, la Almenera y la balsa de agua.


Primavera en el valle de Gata. Pueblo de Gata y la Jañona vistos desde la cumbre
de la Sierra del Salío


Vistas desde el pico Salío. Valle de Gata en primer término.
Lameros, Moncalvo y el Jálama al fondo (de izq. a derecha)


Pantano del Borbollón  al fondo a la derecha,
visto desde el punto más alto de la Sierra del Salío


Bajando por la pista que llega a la cumbre del Salío. La Jañona al fondo.


Vistas desde lo alto de la Sierra del Salío. En primera instancia, Torre de D. Miguel.
Al fondo, a la izquierda el Cerro de los Ángeles, a la derecha la Sierra de Dios Padre.

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