En otoño los pueblos sierragatinos se visten de gala

Nubes cerradas y oscuras cubren las montañas al final de una tarde de otoño,
pero un claro en el cielo permite la entrada de una luz intensa que ilumina el precioso pueblo de Trevejo


Campanario de la iglesia de Trevejo.
Detrás una estampa otoñal de la Sierra de la Cachaza


Otoño en Trevejo

Los pueblos sierragatinos no siempre se visten con las mismas ropas. A lo largo del año gustan de exhibir todo su fondo de armario sin rubor: en invierno prefieren un traje sobrio, sin florituras; en primavera les gusta dar una imagen vital, jovial, llena de fuerza; en verano, en cambio, prefieren ropa cómoda y se adaptan sin complejos al ambiente; pero en otoño, ¡madre mía en otoño!, se ponen sus mejores galas, se visten para impresionar. Entre comienzos de noviembre y la primera semana de diciembre se cubren con lo más exquisito, cada semana un traje diferente. Empiezan con los amarillos y anaranjados y terminan eligiendo los ocres y rojizos. Toda una exhibición de elegancia y saber estar, pero a la vez de naturalidad, sin artificio ni sobreactuación.

Los pueblos de Sierra de Gata están entre los más bonitos de Extremadura, algunos de ellos entre los más bonitos de España, y es justo en otoño cuando más merecen la pena. Paseas por ellos recorriendo sus calles  y admiras sus viejas casas de piedra, disfrutas de los pequeños detalles que merecen ser atendidos en las antiguas fachadas, en sus puertas de madera o en ventanas y balcones. Cuando llega el final del día, mi momento preferido, el olor a lumbre lo inunda todo. Hace frío, huele a esa lumbre que me recuerda a la niñez y huele también a humedad. Y deambulas por sus ruas casi vacías, las gentes se han refugiado en sus casas, al calor del brasero, la estufa o la chimenea, mientras tú gozas en soledad del viento en la cara, de la penumbra en las calles mal alumbradas, del silencio solo roto por el maullido de un gato. Un precioso día de otoño se acaba en la Sierra de Gata.


Gata y su preciosa iglesia. Al fondo la almenara y su maravilloso
bosque mixto de robles, pinos y castaños 


Gata vestida de otoño


Torre de Don Miguel y sus bosques en otoño


Torre de Don Miguel vista desde la carretera de Gata.
Al fondo, Santibáñez el Alto, rodeado de un frondoso robledal


Torre de Don Miguel rodeado de otoño. Al fondo, el Cancho de los Montejos


Cadalso en otoño


Inpresionante vista otoñal desde Robledillo. Al fondo, el alto valle del Árrago


Robledillo de Gata en otoño


Robledillo de Gata y el valle del Árrago en otoño


Santibáñez el Alto en pleno otoño, rodeado de robles y castaños


Villamiel y sus bosques en otoño


Vista general de San Martín de Trevejo. Al fondo, las Torres de Hernán Centeno.
A la derecha, el Castañar de Ojesto

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