Verano en la Sierra de Gata


Bosque junto a Gata en una mañana veraniega

Pastizal junto a Gata

Arroyo de las Cabreras, en el término de Gata

Valle del río Malavao (Robledillo)  en un calurosísimo día de verano

La Sierra de Gata en verano resiste el duro embite que en el llano lo arrasa todo. Aquí, los arroyos siguen corriendo y conservan en sus riberas el fresco reparador, ayudando a regular la temperatura de las zonas cercanas. Las noches son frescas, soportables y las temperaturas diurnas algo más llevaderas. Frente a lo que algunos piensan, también hace calor, y mucho, pero tolerable: tener 35 grados cuando en otros lugares de nuestra tierra hay 38 ó 40 es un verdadero lujo.

Con el estío cambio mi rutina en la Sierra. Dejo de recorrer la comarca y sus senderos y disfruto de otros placeres. Por las mañanas hago mi paseo matutino hacia la Cruz de Piedra desde mi casa de Gata, todavía el calor no apremia. Luego llegan los baños, casi siempre dos, uno a antes de comer y otro a última hora de la tarde, y siempre evitando las grandes masas de bañistas que inundan las piscinas naturales.

Para mí, el verano en Sierra de Gata es un cúmulo de momentos y sensaciones: la luz cegadora que todo lo inunda; los olores intensos que desprende el monte y la ribera, olor a jara, a romero, a hierbabuena o a poleo; ese momento al despertarte sin prisas y notar el frescor de la mañana junto a tu ventana; el indescriptible placer de esperar en soledad a que anochezca en la piscina natural mientras lees un gran libro y escuchas a lo lejos el rumor del chiringuito, que te acompaña pero no te molesta ni te invade; volver a casa ya de noche con las ventanas abiertas mientras el frescor de la montaña te recuerda que dormirás sin agobios y, finalmente, echarme en mi sofá, con todas las ventanas abiertas y la casa a oscuras, mientras escucho mi querida radio y me dejo invadir por el sueño, mecido por la brisa nocturna. Todo eso es para mí el verano sierragatino.


Alcornoque en el bosque, cerca de Torre de Don Miguel

Olivar cerca de Torre de Don Miguel

Olivos y viñas junto a Cadalso

Río Árrago en las cercanías de Cadalso

Piscina natural U Chafaril, en San Martín de Trevejo

Torre de Don Miguel y el valle del río San Juan visto desde Santibáñez el Alto

Valle del río Árrago visto desde las cercanías de Santibáñez el Alto

Camino de los Castaños de Hoyos,
en las horas centrales de un día caluroso de verano

Hoyos fotografiado desde el Mirador de los Muros.
Al fondo, el paisaje se difumina en una tarde calurosa

Pastizales en el valle de Valdelaseras, en Perales del Puerto

Robledal bañado por el sol de verano, junto a Hoyos


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