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Robledillo con el alto valle del Árrago al fondo |
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Valle del Árrago junto a Robledillo |
Cuando
el otoño se esconde en la Sierra de Gata lo hace a lo grande. Es el
canto de cisne, el último esplendor antes de que el invierno con su
quietud lo inunde todo. En este último estertor el otoño se viste con su
último traje, más ocre y rojizo, y nos deja imágenes de ensueño.
Esta
despedida se hace por fases: los castañares comienzan antes, los
robledales después; las zonas altas son más tempranas, las más bajas en
altitud prolongan el festival alguna semana más. En cualquier caso este
crepúsculo de la estación más bella del año es un espectáculo
inigualable.
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Robledal cercano a Santibáñez |
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Vistas desde Santibáñez, con la Jañona al fondo |
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Piedras cubiertas con musgo en un bosque cercano a Gata |
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Bosque de castaños y robles cercano a Gata |
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En un bosque cercano a Gata |
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Camino otoñal en las cercanías de Torre de Don Miguel |
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Camino de los Castaños en Hoyos |
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Eljas vista desde la carretera hacia San Martín de Trevejo |
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Bosques en la Sierra de la Cachaza, frente a Eljas |
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Camino junto al río de la Vega, en San Martín de Trevejo |
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Cerca de San Martín de Trevejo |
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Castañar de Ojesto, en San Martín |
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En las cercanías de San Martín de Trevejo |
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Camino junto al río de la Vega |
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Robledal con las Torres de Hernán Centeno al fondo |
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Río de la Vega |
Este
año estaba decidido a fotografiarlo con detalle. Dediqué dos días de
trasiego intenso a hacerlo. Los cortos días del final de otoño me
obligaron a recorrer la Sierra de una punta a otra aprovechando cada
minuto, cada segundo. Comencé andando por los alrededores de Robledillo y
adentrándome después por el camino de la calzada que lleva al
nacimiento del Árrago; más tarde me acerqué a Santibáñez el Alto, desde
donde las panorámicas son soberbias. Ese día lo único que comí desde el
desayuno hasta las seis de la tarde fueron unas avellanas. Mi siguiente
parada fue en las laderas de la Almenara, primero en un bosque encantado
de castaños cercano a Gata, después en esa maravillosa selva mixta de
pinos, castaños, robles y alcornoques que protege Torre de Don Miguel.
Agotado por mi síndrome de Stendhal particular (ansiedad y asma), la
noche me obligó a parar y descansar. Mañana sería otro día intenso de
paisaje y bosques.
La nueva jornada comenzó paseando por un
"bosque heroico", el castañar de Hoyos resistió con tenacidad el embate
del terrible fuego del 2015, la humedad originada por el propio
microclima que genera el bosque le permitió sobrevivir no sin heridas.
De allí me fui a la impresionante selva que rodea el camino del Puerto
de Santa Clara, en San Martín. Estuve tres horas andando por ella,
primero siguiendo el río de la Vega y luego internándome en su corazón,
en cuyo seno viven dos viejos castaños (los "abuelos"); con ellos comí
en pleno bosque, solos los tres. Con los pies cansados afronté la última
parada, los alrededores de Trevejo desplegaron ante mí todas sus galas
de fin de otoño, y lo hicieron a esa hora tan mágica que es el
atardecer. Final del día al terminar el otoño, que mejor forma de
acabar.
Aquí dejo algunas fotografías de esos días. El resto están en el siguiente enlace:
ÁLBUM COMPLETO DE FOTOS.
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Robles en el camino entre Villamiel y Hoyos |
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En el camino de Trevejo a Hoyos |
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Vistas desde Trevejo a última hora de la tarde |
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Villamiel vista al atardecer desde Trevejo |
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