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Rivera de Gata en su curso alto, cerca de La Manforta,
en un día lluvioso de otoño |
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Helechos en la Rivera de Gata, cerca de su nacimiento |
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En las cercanías de la Almenara de Gata, donde nace el Arroyo del Concejo,
primer curso de agua destacable tributario de la Rivera de Gata |
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La Rivera de Gata en su curso alto |
La Rivera de Gata es un afluente del
río Árrago pero eso no la convierte en menos importante. Desemboca en él más allá de Moraleja, cuando ambos cursos de agua hace ya tiempo que abandonaron la Sierra de Gata. Por ello, en las montañas sierragatinas ambos ríos, la Rivera y el Árrago, son como dos ríos independientes, con cuencas distintas y espíritu propio.
La Rivera de Gata y sus afluentes canalizan toda el agua que cae en el centro de la Sierra. Después de nacer en las faldas de la Jañona se acerca de la localidad de Gata, allí toma la forma de un bello arroyo de montaña que recibe en un lugar paradisíaco el primer aporte importante de un afluente, el arroyo del Concejo.
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Prados y frutales junto al valle de la Rivera de Gata
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Bosques de robles y pinos rodean a la Rivera de Gata en su curso alto |
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Lugar donde el Arroyo del Concejo se une a la Rivera de Gata |
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Rivera de Gata antes de llegar a la localidad de Gata |
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Rivera de Gata antes de llegar a la localidad de Gata |
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Valle de la Rivera de Gata en las cercanías de la localidad de Gata |
Con nuevas energías transcurre después junto a la localidad de Gata, como saludando al pasar al pueblo que le da su nombre. Desde allí recorre extensos pinares protegida por un precioso bosque de ribera mientras multiplica su caudal con los aportes de tributarios como el río San Blas o la Rivera de Acebo. Su vida en la Sierra termina en un pantano, al sur de Villasbuenas, donde sus aguas se remansan, se relajan, como si la Rivera de Gata se negara a salir de las montañas que le dieron vida.
Mi relación con este río es especial. En sus piscinas (la del Negrón, la de la Huerta o la de Villasbuenas) he pasado muchos ratos agradables acompañado de buenas lecturas, lo he recorrido casi por completo, descubriendo parajes preciosos esculpidos por su cauce a menudo sinuoso, me he sentado a descansar bajo sus alisedas en los tórridos días de verano, he visto ciervos beber en sus aguas y huir despavoridos al percatarse de mi presencia y he disfrutado de sus crecidas otoñales-invernales, cuando la Rivera se desborda y parece convertirse en mucho más que un pequeño río de montaña.
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Rivera de Gata junto a la piscina del Negrón,
en la localidad de Gata |
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