El rollo de Torre de Don Miguel


Siempre me han gustado los rollos (pelourinhos en mi querida lengua portuguesa). Imponen y dan solemnidad y gravedad al sitio donde se sitúan. Su existencia era símbolo de la autonomía jurisdiccional del concejo por lo que las villas que lo tenían gozaban la potestad de juzgar y condenar. Lugar de castigos pero también de encuentro y de toma de decisiones, solía estar en un punto en alto y a las afueras. 
El rollo de Torre de Don Miguel es un buen ejemplo de rollo tardo-gótico, del siglo XV, que estuvo situado en su día en otra ubicación pero una tempestad lo derrumbó en 1922. Desde entonces está emplazado junto a la carretera que une Torre con la EX-205, la espina dorsal que recorre la Sierra de Gata. Está escondido entre árboles, cuando pasas junto a él en coche es fácil no percatarse de su presencia, y eso que no es pequeño, tiene algo más de cinco metros. 
Su actual ubicación me gusta, pero me gustaría más si no estuviera la carretera tan cerca. Esta en una pequeña esplanada cubierta de árboles y junto a un arroyo. En otoño ese pequeño espacio se vuelve mágico y es un gustazo sentarse en su pedestal y dejarse acariciar por el suave sol del mediodía. Solo nos molesta, de cuando en cuando, la escasa circulación de vehículos.








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