A fala

Letrero de una calle en Eljas

Cartel informativo en Eljas

Hay tres pueblos en la Sierra de Gata donde se habla una lengua romance entroncada con el galaico-portugués y con el antiguo astur-leonés. Es a fala, o más propiamente dicho, as falas. Y es que cada pueblo tiene su propia forma dialectal: el mañegu en San Martín de Trevejo, el lagarteiru en Eljas y el valverdeiru en Valverde del Fresno. Yo soy un amante de la diversidad cultural y lingüística que otros consideran obsesivamente una amenaza y por eso aprecio y valoro la supervivencia en este rincón noroccidental extremeño (Val de Xálima) de otra forma de ver el mundo y de expresarlo, que eso es una lengua, otra forma de sentir, ver y entender el mundo que te rodea. Y me da pena que esta lengua, como tantas otras minoritarias, esté en franca regresión. Se enseña en la escuela pero cuesta oírla en las calles entre los niños y los jóvenes. Las lenguas sobreviven no porque tengan muchos hablantes, sino por el compromiso de esos hablantes de utilizar continuamente y en su vida diaria esas palabras. Hoy, embarcados en una globalización salvaje, las nuevas generaciones no parecen tener mucho interés por ese compromiso. En mis paseos por la zona, nunca he escuchado de forma natural y espontánea el valverdeiru; el lagarteiru sí se oye, sobre todo en boca de mayores y ancianos; quizás es el mañegu el que parece tener mejor salud: paseando por el bello pueblo de San Martín de Trevejo (Sa Martín de Trevellu) palabras en a fala han salido de las ventanas, las han intercambiado jubilados jugando a las cartas pero también niños bricando en la calle. De allí son estas fotos y de allí era una familia de bañistas que recientemente escuché en la piscina de Hoyos: disfrutaban de un buen día de baño mientras utilizaban su vieja lengua centenaria y me deleitaban con ella.

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